Felicidad de diccionario

La sensación, permanente e invariable, de caminos marcados sin posibilidad de explorar la frondosidad de lo que se esconde más allá. Siempre pensaba, ¿cómo saber que quieres algo cuando aún lo desconoces?
Exacto, no hay más allá cuando nos fabrican en serie ante ideas y pensamientos preconcebidos, cuando diseñan qué somos y qué sentimos en cada momento. Seres capaz de adaptarse al medio, quizá así sobrevivimos, absorbiendo e imitando las convenciones de lo que "debes ser o hacer". No dejo de pensar lo que me sorprende, lo que me horroriza y lo que me asombra. Y cuán iguales o diferentes somos dentro de la singularidad que creemos poseer. Hasta nuestras diferencias son tan masivamente igual es que parecen trazadas con compás. 

Y lo peor, cómo nos sometemos a la resignación simplemente por la sencillez de adaptarse.  


En perfecto estado.
A diario y en ruinas
sobre los cimientos desgajados
de cada mirada entumecida
sobrevuelan los pensamientos
los cruces, las excusas,
los andar hacia delante,
las baratas filosofías.

A diario y llenos de polvo
se encuentran los brillos
de ideas que cambiaban
por sí solas un camino.

Los andares,
tan pausados e indiferentes
como el mundo que
gira en torno a la normalidad
con la crueldad de sorprender,
de desampararnos ante lo desconocido.

Y yo que creía conocer,
que asumía que nos educaban
para lo que debíamos saber,
que nos cortaban a medida
puliendo nuestras sorpresas
ideando masivamente nuestras vidas.

Felicidad de diccionario,
perfectamente definida.
Simpleza, facilidad,
sólo a cambio de una vida.
Y para qué la quieres
si no te escribo cómo vivirla.
Cómo aprenderás
a conformarte sin guía. 

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