Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2016

En tu boca

Imagen
Qué raro suena el desengaño en tu boca y qué maldita la risa cuando la vistes de mueca cansada. Qué bien suenan los acordes de los besos y qué desafinados al cantarlos como  recuerdos. Qué caricia sentir una y otra vez tus ojos naranjas deslizarse como el sol de la tarde por las pieles que nos quemaban las miradas si nos vestíamos. Qué lejano ondea hoy tu pelo. Qué fuerte resuenan los cambios. Qué ásperas las manos que deslizan mis palabras como juegos inacabados que a nadie  interesan. Qué raro suenas como recuerdo en mi boca. Qué mal sabes como olor en mi ropa.

Héroes

Imagen
Nos creíamos héroes y,  quizá, no éramos más que ilusos. Nos brillaban los ojos ante cada reto, cada nuevo día era una nueva aventura. Soñábamos sí, sin prisa y sin pausa, incluso sin saberlo o buscarlo, simplemente mirábamos siempre más allá, veíamos siempre más allá.  La realidad chocaba  contra nosotros una  y otra vez  pero nunca nos derrumbaba,  ni nosotros a ella supongo.  Siempre conseguíamos volar. Bastaba cerrar los ojos y, a veces, incluso con ellos abiertos. No era una cuestión de ganar o perder, ni crear mundo para eludir el nuestro, no nos hacía falta buscarnos ni rehuirnos; simplemente consistía en volar.  Y crecimos. Entre vuelo y vuelo y sin gafas. Salíamos a buscar como si estuviésemos perdidos palpábamos los muros en vez de sobrevolarlos tocábamos antes de mirar, pensábamos antes de soñar. Crecimos, quizá.

Curvilíneos

Imagen
Aún nos quedan palabras, sí. Aún nos quedan las curvilíneas  caricias que suspiran en mi espalda. Pero, sobre todo, nos quedan silencios. Como si la ausencia de sonido no pudiese ser curvilíneo, como si lo que nunca nos dijimos quedase fuera de lo escrito y ya no quede tiempo.  Quizá fuimos osados cuando recogimos nuestros miedos para construir barreras de pasados. Quizá quisimos encarcelar  un verso dentro de un verso y quedó mudo en su encierro. Quizá tú y yo nunca fuimos distintos, quizá nos igualaron las yemas de los dedos inquietos sobre nuestros cuerpos.

Los que quedamos

Imagen
Reducimos el mundo a lo que captan nuestros ojos y nos dejamos llevar por la inercia de lo que crearon para nosotros. Sabemos que tras caer debemos levantarnos pero, aún más importante es, sobre todo, nunca caer. Nos quedamos tendidos sabiendo que, al fin y al cabo, la tierra seguirá  rotando. Aplazamos, esperamos, olvidamos, creemos ganar cuando perdemos. Y rotamos, eso siempre, por inmóviles que nos mantengamos. Decidimos mover el cuerpo y estancamos el alma. Nos quedamos como un verso dentro del beso que nunca habremos rozado. Perderemos, sí, al final siempre nos queda eso; La derrota y la pérdida en el inexcusable pasar del tiempo, en los suspiros de los nunca que un día pronunciamos, en los anhelos de lo que nunca recuperamos. Perderemos, claro, como siempre. Da igual si es luchando o cansados, sin espadas ni castigos sin líneas rectas ni versos. Caeremos, sí,  pero cuánto fuimos.
Al final, eso somos, una quimera solitaria, un verso dentro de un verso. Al final, somos lo que queda después de la nada, cuando quitamos todo lo que nos imponemos.  Libertad. Dame libertad 

Vete

Hoy, por favor, vete. He pedido tantas veces que te quedes, tantas veces lo he deseado e incluso dicho, que quizá te resulte extraña la petición que te hago hoy; pero sí, por favor, márchate. Necesito que me dejes, porque yo no soy capaz de hacerlo sola. Que te vayas, simplemente, y me dejes ser quien soy, sin dependencias ni decepciones, sin pedir los restos de los momentos que te sobran, sin pedir nada. Necesito que te marches, porque yo no sé hacerlo; así de absurda e inútil puedo llegar a ser, ya ves, destrozando toda la racionalidad de las teorías y los debe que yo siempre pronunciaba. Vete. Corre. Por favor, déjame atrás y déjame seguir a mí hacia delante. Quítame las cadenas que yo me impuse, las que también a ti te pesaban. Quítame la espera y la esperanza de lo que nunca ha pasado, de lo que nunca he tenido, de lo que nunca has querido darme. Llévatelo contigo. Huye de mí, déjame dejar de ser la opción segura y nunca elegida; la no luchada, adquirida. Déjame verte marchar

En búsqueda de la libertad, a cuántas cosas nos encadenamos

Ideas, amores, pensamientos, libros, esperanzas y esperas, dolores, rencores, ausencias, empatías y paciencias, vueltas y revueltas, disparos, dobleces, mareas. Quizá sólo nos quitan la libertad que nos sobra.

Déjalo

Pasamos tanto tiempo haciendo encaje de silencios que a veces creamos algo hermoso Pero, normalmente, sólo conseguimos encadenar ausencias. Déjalo. Que cante y truene al mismo tiempo sus pasados.

No esperes...

Hemos volado ya tantos vuelos hemos parado los pies delante de la carretera en llamas y suspirado ante trenes que partían que irremediablemente esperamos. Y volvíamos siempre una y otra vez tarde a quedarnos con las ganas y sin ellas a esperar lo mudo sin palabras a vaciarnos el pecho de anhelos. No esperes hoy no te mantengas ahí estática como si algo fuese a suceder. No hay tren ni llamas las alas son las que han partido. No esperes ganas no esperes palabras. Hoy no esperes.

Julia

"No puedes robarme éso" repetía una y otra vez Julia, cada vez con las palabras más calladas y dubitativas mientras clavaba su mirada en él. Ojalá algo nos perteneciese hasta el punto de no poder perderlo, hasta el punto en que no pueda ser robado de nuestra esencia. Normalmente nos conformamos con las teclas de nosotros mismos que vamos pulsando, repetimos y nos repetimos quién somos, expresando únicamente quién deseamos o creíamos ser pero, ¿cuánto hace que no nos pulsamos a nosotros mismos, que elegimos cada minuto y cada segundo en función de un ideal y no de nuestros instintos? Julia siempre había vagado, de una forma u otra, por la indefinición del perderse y encontrarse como por azar. Había gritado quién era y se había enfurecido cuando alguien se lo había negado. Pero también había volado, sí, había volado más lejos de lo que su imaginación hubiese podido regalarle, se había retado, ganado y perdido al mismo tiempo. Había rozado tanto con las puntas de los dedos que