Despedidas
Poco a poco
silenciamos las partidas
disfrazándolas de esperanza
de lo que aún no conocemos
de lo que nos depara el mañana.
Obviamos las historias
que irremediablemente nos hirieron
y repartimos las pequeñas glorias
que de nada nos sirvieron.
Y pasamos
las personas con cada
uno de los roces que nos producen,
y deshacemos las caricias y bofetadas
en los escalofríos narrados
que no volverán a agrietar nuestra cara.
Qué vano y delicado
qué incordio de presente
qué avanzar siempre sin pasos
qué tocar siempre sin manos.
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