Despertar



Nunca he sabido volar, o, quizá, siempre he volado demasiado alto.
El cielo se cansó de esperar y el sol se quejaba de vicio. Puede que alguien estuviese mirando hacia arriba. Puede que alguien incluso, imaginase ver una estrella fugaz... y le pidiese un deseo.
Y ese fue el único deseo que se cumplió aquel día.

Alguien corría y corría, sabiendo que no podría escapar. Pero ya daba igual.
Daba igual quedar atrapada y no poder escapar, daba igual apostarlo todo a doble o nada, daban igual las palabras, porque ya no significaban nada.

Daban igual las estrellas, envidiosas ellas, que susurraban en su oido que pronto iba a despertar....


... siempre quedaría una luna esperando sus sueños.

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